- ¿A dónde miras cuando algo va mal?
- ¿En qué te centras cuando parece que no puedes seguir adelante?
- ¿Qué pensamientos te pasan por la cabeza cuando acabas de echar algo a perder?
- ¿Qué pensamientos corren a través de ti cuando tu mundo se vuelve del revés?
Las respuestas a todas estas
preguntas dicen mucho acerca de la calidad (o falta de calidad) actual de tu
vida.
Saber
dónde mirar significa literalmente buscar siempre algo que
apreciar, amar, disfrutar o por lo que estar agradecido; buscar algo que pueda
ayudarte a crecer más; buscar algo que pueda enseñarte a progresar de forma más
productiva, a ser más tú, y a sentirte mejor contigo mismo en cada momento, independientemente de
dónde te encuentres actualmente.
Eso significa que, cuando las
cosas no pueden ponerse peor de lo que estaban, te estás centrando en algo de
esa situación que puedes apreciar, algo que te aportará un aprendizaje; en
otras palabras, estás tratando de encontrar, en cualquiera
que sea la situación a la que te lleve la vida, algo que te permita sentir algún
tipo de reconocimiento.
Imagina sólo por un momento que
pudieras elegir las cosas que te ocurren. Obviamente, sólo elegirías cosas buenas. Pero imaginemos por un momento que tienes un hijo
en primer año. Las cosas buenas serían el recreo y las actividades lúdicas. Las
cosas no tan buenas podrían ser aprender a leer y a escribir. O las
matemáticas. Te haces una idea. Para que el niño progrese —aunque podría no
elegirlo voluntariamente— necesita atravesar varias etapas de aprendizaje
progresivo con objeto de convertirse en el adulto competente, eficaz y
proactivo que esperas que llegue de hecho a ser.
Volviendo a ti, si tuvieras la
posibilidad de elegir todo lo que te ocurre, podría ser que eligieras solo las
cosas buenas. Pero pongamos que hay
una parte de ti que es más sabia (puesto que tú eres, espero, el padre adulto y
sabio del hijo que hipotéticamente tienes en primer año). Esta parte de ti que
es más sabia sabe que, para que tú crezcas a
niveles que no tienen nada que ver con leer, escribir y la aritmética,
necesitarás elegir una serie de situaciones en tu vida que te hagan progresar
en esas direcciones.
Así que, si tuvieras la
posibilidad de elegir, entonces esa parte de ti más sabia y más mayor elegiría
experiencias que, a primera vista, podrían parecer no del todo agradables. Tal
vez tengas que vivir en un orfanato mientras eres niño (como el escritor Wayne
Dyer); tal vez abusen sexualmente de ti (como hicieron a la escritora Louise
Hay); tal vez te diagnostiquen cáncer (como a la cantante Kylie Minogue); tal
vez te vuelvas tetrapléjico tras una caída montando a caballo (como Christopher
Reeve, el actor que interpretó a Superman); tal vez te repudie tu marido, al
que amas, porque no puedes tener un niño en lugar de una niña (como a Soraya de
Irán, la segunda esposa del último Shah); tal vez contraigas la enfermedad de
Lou Gehrig (como el famosísimo físico Stephen Hawking); tal vez tu madre sea
asesinada ante los ojos de todo el mundo (como el hijo de la primera ministra
paquistaní Benazir Bhutto); tal vez te metan en la cárcel durante 28 años por
expresar tus opiniones políticas (como a Nelson Mandela); tal vez te envíen a
Auschwitz, el campo de concentración y exterminio nazi durante el Holocausto, y
mientras estás allí asesinen a toda tu familia en la cámara de gas (como le
ocurrió al psiquiatra y escritor Viktor Frankl); tal vez tu marido resulte
decapitado en un accidente de navegación a alta velocidad (como el segundo
marido de la princesa Carolina de Mónaco); tal vez tengas que luchar contra tu
adicción a las drogas (como el actor Robert Downey Jr.), o contra el
alcoholismo (como el actor inglés Richard Burton, casado dos veces con Liz
Taylor); o tal vez tu hijo se precipite al vacío dese 53 pisos en un
rascacielos de Manhattan (como Conor, el hijo de Eric Clapton); o tal vez
pierdas a tu hermana porque se ha suicidado (como perdió Mariel Hemingway a su
hermana Margaux). La lista podría seguir y seguir, pero he elegido
deliberadamente estos personajes famosos para que te sea más fácil
relacionarlos. Probablemente hayas oído hablar de muchas de estas personas,
puedas imaginártelas y hayas visto en los medios de comunicación
internacionales a algunas de ellas mientras atravesaban sus experiencias particulares.
Entonces, si pudieras elegir lo
que te ocurre y si, hipotéticamente, eliges uno de los anteriores ejemplos (nunca en mi sano juicio, te oigo decir... pero ahora te
pido que tengas paciencia conmigo por un momento), ¿no
habrías elegido esa experiencia concreta para sacar algún provecho de ella?
De nuevo, te oigo decir: ¿cómo podría sacar provecho de una situación tan horrible? ¿Te acuerdas de Maggie y Reg Green, la pareja americana
que se hizo famosa hace algunos años cuando su hijo Nicholas murió de un
disparo en Italia mientras su familia pasaba allí las vacaciones? Los padres de
Nicholas decidieron después donar los órganos y tejidos de su hijo a siete
italianos para permitir que otros pudieran vivir y tuvieran el futuro del que
fue privado Nicholas. El provecho que sacaron
los Green fue ver que la vida de su hijo no había sido truncada en vano. El provecho que sacaron fue ver la alegría en las
vidas de siete familias que pudieron beneficiarse de la tragedia. El provecho que sacaron fue mirar más allá de lo
simplemente obvio, cerrado y personal: mirar a una situación más amplia donde
verdaderamente somos todos uno.
¿Qué hicieron para conseguirlo?
Un elemento muy importante fue que supieron dónde mirar. Y parte de eso consiste en preguntarse: ¿qué puedo hacer con esto? ¿Cómo puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo
utilizar esto para ser una persona más grande, mejor? ¿Cómo puede esto ayudarme
a crecer?
¿Dudas si la mayoría de las
personas que he mencionado antes se hizo estas preguntas? ¿Te acuerdas de la
campaña de Christopher Reeve por la investigación en células madre? O mira a
Stephen Hawking, con sus ganas de vivir y su entusiasmo por el descubrimiento
científico. O la meta de Mandela de poner fin al apartheid. Sí, cierto, no
todos pudieron usar sus experiencias de la manera que estoy describiendo. Nadie
ha dicho que sea fácil. Lo único que estoy sugiriendo es que si lo intentas y
aprendes a saber dónde mirar, harás que tu
vida sea mejor independientemente de
las circunstancias externas.
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