Friday, August 21, 2015

Asumir responsabilidad de uno mismo

 

Cuando éramos niños, nuestros padres siempre nos decían: ¡sé responsable! Asume la responsabilidad de lo que haces. Para nosotros significaba que si teníamos tareas o deberes que hacer, entonces teníamos que ser responsables y terminarlos y no entretenernos, o peor, andar con dilaciones hasta tal punto que al final nunca las terminábamos y acabábamos teniendo que hacerlas a todo correr.

A uno de mis hijos solía decirle lo siguiente (un refrán que encontré en algún artículo): tu falta de planificación no es mi emergencia. Esto se lo decía cuando acudía a mí en el último momento con un trabajo que no había escrito o un proyecto que no había planificado debidamente.

Pero asumir responsabilidad de uno mismo no consiste realmente en eso.

Una cosa es ser responsable de las cosas de la vida, como he descrito antes, y otra, asumir responsabilidad de uno mismo. Ambos tipos de responsabilidad forman parte del comportamiento responsable, pero el segundo se entiende mucho menos y en nuestras vidas se pone en práctica incluso menos.

Asumir responsabilidad de uno mismo significa literalmente decidir ser responsable de todo lo que pase en el interior de uno.

Me apresuro a añadir, no obstante, que no somos responsables de todo lo que nos ocurre. Eso no se puede controlar. Si vives en un estado policial y te detienen de forma arbitraria, o si vives en una zona con riesgo de huracanes u otros desastres naturales, o si vives en un país del tercer mundo donde hay pobreza y hambre virulentas, o si procedes de la etnia o religión equivocada (conforme a los poderes existentes) y estás sujeto a acoso o algo peor, está claro que no puedes atribuirte responsabilidad de semejantes acontecimientos.

Sin embargo puedes asumir, sin la menor duda, responsabilidad de tu modo de reaccionar a todo eso y, por lo tanto, puedes asumir responsabilidad de cómo te sientes respecto a ello, de tu situación en medio de tal confusión y caos. En consecuencia, y dicho en dos palabras, tienes control sobre tu vida. Mientras tengas el control de lo que ocurre en tu interior, lo que ocurra en el exterior tendrá mucha menos importancia.

Esto podemos llevarlo al terreno de otros acontecimientos y experiencias externas mucho más normales, y comprender cómo podemos empezar a tomar el control de mucho de lo que nos aflige y nos atormenta, asumiendo responsabilidad de uno mismo. 
  • tu jefe acaba de ascender a otro pasando por encima de ti
  • el banco ha denegado tu solicitud de préstamo
  • el hombre al que amas acaba de dejarte
  • la chica a la que invitaste salir te ha dicho que tiene novio
  • llovió toda la semana que pasaste de vacaciones en Hawái
  • ninguna galería de arte quiere exhibir tus cuadros
  • diez editoriales han rechazado tu manuscrito
  • han puesto en lista de espera tu solicitud de acceso a la universidad

En cada uno de estos ejemplos algo externo a ti te causa frustración, desengaño, dolor, irritación, ira u otras tantas emociones. Por ello, culpamos al acontecimiento o a la persona para explicarnos nuestras emociones negativas. Está claro que nos sentimos así debido a lo ocurrido.

Si esa explicación es suficiente para ti, entonces estás dispuesto a ceder a un acontecimiento o a otra persona el control sobre tu estado de bienestar. Esto equivale a decir que no tienes el control de tu bienestar. ¿Cómo puedo tenerlo cuando me han ocurrido estas cosas? Pues bien, puedes tener el control de tu estado de bienestar decidiendo tenerlo. Así de sencillo.

Toma la decisión de que en el  futuro, cuando ocurran cosas que normalmente te disgustan, considerarás todas las posibilidades, todas las alternativas de reacción que tengas a tu disposición. Entre todas estas alternativas, una de ellas siempre va a ser:
  • Puedo elegir no molestarme
  • Puedo elegir permanecer tranquilo
  • Puedo elegir mantener la calma
  • Puedo elegir seguir teniendo buen humor
  • Puedo elegir negarme a permitir que esta persona o este acontecimiento me incomod
  • Puedo elegir ver esto como una situación de la que aprender y sacar algo positivo para avanzar hacia el siguiente lugar de mi vida
  • Puedo elegir crecer gracias a esto
  • Puedo elegir no preocuparme (porque preocuparse nunca ha solucionado nada de nada)
  • Puedo elegir sonreír
  • Puedo elegir alejarme de esta situación
  • Puedo elegir dejar a esta persona ser como es y darme cuenta de que su manera de pensar o su comportamiento no dicen nada en absoluto sobre mí
  • Puedo elegir creer en mi propio valor como ser humano maravilloso
  • Puedo elegir reírme
  • Puedo elegir estrechar la mano

Los ejemplos de elecciones que puedes ofrecerte son interminables, pero si te aseguras de que tus elecciones son siempre formas de hacerte bien, de agrandar tu bienestar interior y que te sirven de algún modo, entonces estás tomando de verdad el control y empezando a asumir responsabilidad de ti mismo.

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